HISTORIA

  HISTORIA

Tocaima fue una de las ciudades más importantes del virreinato de la Nueva Granada. Aquí encontrarás la relación de los hechos más importantes acontecidos en Tocaima desde la prehistoria hasta nuestros días.



LA ÉPOCA PRECOLOMBINA

LA NACIÓN PANCHE

El Orador
El territorio que hoy ocupa Tocaima era parte de la nación Panche, conformada por las tribus Tocaimas, Anapuimas, Suitamas, Lachimíes y Síquimas. Cuando llegaron los españoles, esta nación la poblaban más de 200.000 indígenas y abarcaba la margen derecha del río Magdalena.
Su piel era cobriza, andaban desnudos, con zarcillos en orejas y narices, sartas de colores en cuello y cintura y plumas de colores en la cabeza. Adornaban cuello, frente, brazos, muslos y pantorrillas con piezas de oro. Tenían por costumbre colocar tablas en la parte posterior y anterior de la cabeza de los niños, para que el cráneo tomara forma de pirámide. Sus armas eran mazas, macanas, arcos, flechas y dardos. Preparaban mezclas de venenos de serpientes, arañas y alacranes para envenenar las flechas y los dardos. De los Panches, los Tocaimas eran los más civilizados y de índole más pacifica, y los Síquimas los más guerreros.
Alumbramiento
Sus poblaciones, rancheríos dispersos que dependían de uno principal donde vivía el cacique, estaban situadas en partes altas y de difícil acceso, a donde se llegaba por un único camino, en el que, para protegerse de los enemigos, cavaban profundos fosos, en cuyo fondo colocaban púas envenenada.
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Trabajaron la cerámica para fabricar ollas y utensilios caseros. Conocieron el arte del hilado y el tejido, aunque en forma rudimentaria. El arte rupestre lo expresaron mediante ideogramas grabados o pintados en las rocas, de los cuales aún subsisten muestras en el cerro Guacaná y en la piedra del Chucui. La música, que en todos los pueblos ha sido una manifestación artística y aveces con connotaciones religiosas, también la practicaron los Panches con instrumentos tales como carracas, fotutos, trompetas de caracol, cascabeles, semillas secas y tambores.

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LA CONQUISTA

Los primeros conquistadores españoles llegaron a la Sabana de Bogotá, al mando de Gonzalo Jiménez de Quesada y desde allí iniciaron sus excursiones y conquistas en busca de oro y esmeraldas, pues venían con la codiciosa idea de hallar El Dorado, una supuesta ciudad indígena con fabulosas riquezas.
Los españoles poseían armas modernas como lanzas, arcabuces, espadas, pistolas y, especialmente, perros y caballos, que eran desconocidos para los indígenas. Además, protegían sus cuerpos con corazas, yelmos metálicos y trajes abullonados con algodón para protegerse de las flechas y dardos. Fuera de esto, tenían el conocimiento de la táctica militar y la experiencia de las muchísimas guerras libradas por España en Europa.

Los Panches defendieron con coraje sus tierras y su libertad en contra de los españoles. Conchima, uno de los más valerosos caciques, libró furiosos combates hasta caer vencido por las fuerzas aliadas de Muiscas y españoles. Otros héroes fueron: Lutaima, Lichinú, Ibiantor, Calandaima, Siquima, Iqueima, quienes también se opusieron a los españoles. Se les debe considerar héroes de una causa justa que al final se vio completamente perdida por la superioridad del poderío bélico español.
Al saber los españoles, por boca de los Panches, que existían yacimientos de oro al otro lado del río Grande, como llamaban los indígenas al río Magdalena, salió de Santafé una expedición al mando del Capitán Hernán Venegas Carrillo. Llegaron hasta las tierras de Venadillo y Sabandija (Mariquita) donde encontraron abundantes muestras del ambiciado metal. Al regreso a Santafé, vieron la necesidad de someter a todos los Panches que se interponían en el camino y fundar una ciudad intermedia en el camino hacia las minas recién descubiertas. Para el efecto, Luis Alonso de Lugo, quien había llegado de España nombrado Adelantado de las tierras descubiertas, envió a Hernán Venegas Carrillo al mando de sesenta soldados.
Venegas, tras someter a Lachimi y Sutaima, pasó a la región situada a orillas del río Patí , que se llamaba Tocayma, "en honor a un antiquísimo jefe guerrero que llevó tal nombre y cuyo recuerdo se veneraba allí". Eran dominios del cacique Guacaná, el más poderoso y respetado de los jefes comarcanos. Guacaná les esperaba, al frente de su tribu, listo para la defensa. Enviaron los españoles como emisario a un indígena Síquima que les servía de intérprete. Guacaná, tras responder que al día siguiente iría a hablar personalmente con el capitán Venegas, convocó al consejo de los Acaymas, conformado por los individuos de más autoridad en la tribu; con su parecer, se resolvió recibir de paz a los castellanos. Durante la noche, ordenó preparar regalos y comida para los xuas (así llamaban los panches a  los españoles), y al amanecer se dirigió a donde acampaban, acompañado de sus subalternos cargados con "gran suma de maíz, frutas, baquiras, venados, conejos, curíes, perdices, palomas, tórtolas y otras aves" que deleitaron los extranjeros. Acordó Guacaná la paz, "prometiendo de su parte honrada correspondencia de amor y buena amistad, que jamás quebró este indio ni sus vasallos, desde ese día que la dieron a los españoles" y autorizó erigir un poblado con la ayuda de los Tocaimas, a condición de que otras tribus colaboraran en el trabajo porque según él, "el que gobierna, todo lo debe advertir".
Una semana después, el 20 de marzo de 1544, un poco más abajo de El Portillo, en la margen derecha del río Patí, como lo demuestra un mapa de la época, fundaron un poblado con el nombre de Tocayma, conservando el nombre que ya tenía la comarca. Nombraron las autoridades, siendo el primer alcalde Juan de Salinas.
Dominados los Panches, se inicia la destrucción de su forma de vida. Los indígenas y sus tierras fueron repartidos entre los españoles en encomiendas. Se les concentró en poblaciones, a la usanza española, condenados prácticamente a la esclavitud, explotados en las minas de oro y en el cultivo la tierra
Se convirtió Tocaima en real o fuerte militar de donde salieron los españoles a conquistar los llanos de la margen occidental del río Grande de la Magdalena (hoy Tolima y Huila) hasta las cimas de la cordillera central.
El 7 de febrero de 1549, mediante cédula real, el rey Carlos V otorgó a la villa fundada el título de muy noble e hidalga ciudad de San Dionisio de los Caballeros de Tocayma y el escudo, que muestra un águila rampante de dos cabezas sobre fondo azul y un río que lo divide por la mitad. Tocaima es la única ciudad de Cundinamarca que tiene título y escudo de armas dados por el rey de España. 
 LA COLONIA
Una vez los españoles someten a los naturales, implantan sus leyes, religión y costumbres. Se inicia la época de nuestra historia conocida como La Colonia. Durante este período el gobierno dependía directamente del rey de España a través de las instituciones creadas por la corona como virreinatos, cabildos, audiencias, encomiendas, etc.
Padecía Tocaima frecuentes inundaciones por estar situada en las cercanías del río. En 1581 una gigantesca avenida del Bogotá arrasó parte del pueblo, destruyendo el Cabildo y el convento. La leyenda cuenta que una imagen de San Jacinto quedó flotando sobre las aguas, hecho que interpretaron los habitantes como un milagro. Aunque parte de la ciudad quedó en pie y continuó en el mismo lugar algún tiempo, los gobernantes vieron la necesidad de trasladarla a un sitio más seguro. Así, el 18 de marzo de 1621 el Capitán Martín de Ocampo restablece Tocaima en la meseta donde actualmente se erige.

Una semana después, el 20 de marzo de 1544, un poco más abajo de El Portillo, en la margen derecha del río Patí, como lo demuestra un mapa de la época, fundaron un poblado con el nombre de Tocayma, conservando el nombre que ya tenía la comarca. Nombraron las autoridades, siendo el primer alcalde Juan de Salinas.
LA INDEPENDENCIA
Tocaima aportó algunos de sus hombres para combatir por la libertad del yugo español, los cuales murieron en diferentes países bolivarianos.
El 11 de noviembre de 1826 y para evitar el total rompimiento con el Libertador General Simón Bolívar, el entonces vicepresidente Francisco de Paula Santander sale a recibirlo en Tocaima. Se reúnen en el salón de la Alcaldía, donde firmaron un histórico acuerdo que sirvió de norma orientadora de la política seguida por los dos gobernantes.

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